3 errores que cometí al publicar mi primer libro (y consejos para evitarlos)
Cuando pensamos en escribir, inmediatamente nuestra mente nos lleva a la imagen futura de tener nuestro libro en mano. Sí, genial verlo en librerías, genial tener una sesión de firmas o recibir una nota de prensa, pero el primer pensamiento es el momento en que abrimos una caja y hay decenas de copias de tu libro, sacas uno y lo miras como si fuera tu primer hijo. Ese momento del primer amor. Por eso, muchas veces, en nuestra ansiedad por llegar a ese paso, tomamos la decisión de confiar nuestra historia en manos que, más que ayudarnos, solo esperan el dinero. Esos son errores al publicar el primer libro que se deben evitar.
Eso me pasó con Hijo de payasos, una historia que trabajé muchísimo y que ganó varios premios en Wattpad (incluyendo el Wattys en el 2018), y a la que le tengo mucha fe (porque esa fe sigue intacta). En su primera edición, me di cuenta de varias cosas que estaban mal con el editor, y que afectó el producto final y los resultados. Ahora que estamos preparando la segunda edición para corregir esos errores al publicar el primer libro, quiero darte consejos para evitarlos, para que tú, si estás pensando en dejar tu historia en una editorial, no caigas en ellos.
Error número 01: Apresurarme
Sí, no fue falta de investigación, fue la prisa. Hubo muchas cosas que aceleraron mi mente a apresurarme para ver a Hijo de payasos en físico e iniciar un nuevo camino fuera de Wattpad. Quizás más adelante les comente lo que ocurrió con Wattpad (debo ese post desde hace AÑOS), pero como había perdido la cuenta y todas mis acciones estaban dirigidas en construir mi carrera de escritora en Wattpad, el ver ese camino cerrado creó en mí una necesidad de armar uno nuevo pronto.
Ya estaba investigando, pero en ese momento investigué mucho más. Revisé las opciones que tenía de publicar, envié a Hijo de payasos a algunas editoriales que tenían su correo disponible, revisé todos los blogs de autopublicación y las experiencias de diversos autores, me suscribí a distintas listas de correos, conocí canales de Youtube donde hablaban del tema, revisé paquetes de edición y maquetación de editores independientes y editoriales que trabajan con ellos. En fin, hice de TODO.
Hasta, debo confesar, tenía una elaborada tabla en Excel con todas las opciones disponibles y cuánto debía invertir en la una o en la otra. En ese momento, mi principal traba era el dinero; estaba embarcada en un proyecto de vivienda y no tenía tanto para hacer una inversión ya. Así que estaba buscando una opción que me permitiera iniciar sin hacer una tan grande. Allí se presentó esta editorial de coedición.
El problema no es la coedición, no voy a echar en tierra a otras editoriales por lo que me pasó en una. Sería una generalización muy injusta. El problema fue que la editorial estaba iniciando y no tenía nada con lo que cotejar sus resultados. No había publicado ningún libro, apenas tenía una página web y estaba empezando sus redes sociales. No había manera de saber cómo sería el proceso, pero la posibilidad de iniciarlo ya me hizo tomar acción. Dije: sí, de una.
Consejo: Si es tu primera publicación, es mejor esperar que la editorial que te ofrezca la edición tenga al menos un par de libros para poder estudiar el producto, la forma en que hace promoción, entre otras cosas importantes. No solo sirve para que tú como autor tengas más claro el tipo de servicio que ofrece y si es lo mejor para tu libro, también ayuda a la editorial a ganar experiencia.
También verifica otras opciones y si el precio es demasiado bueno para ser verdad: a veces, el que sea tan barato significa que no van a hacer el proceso de edición completo.
Error número 02: Creer ingenuamente
La oferta estaba en la mesa. La primera cosa que me hizo confiar fue revisar los costos: sí representaban la mitad de hacer un trabajo de autopublicación completo, así que era legal. Era lo que se espera de un trabajo de coedición: que el editor asuma la mitad de los gastos. La segunda cosa fue que la persona que lideraba era un escritor; revisé que tenía libros publicados, así que eso también me hizo confiar. Un escritor conoce las necesidades que tenemos como escritores. La tercera cosa que me hizo confiar fue el contrato. Decían que había una distribución en una librería de México y me aceptaron incluir una cláusula para agregar la edición digital con el 50% de las regalías para mí. Todo parecía muy bien y me confié.
Pensé que la persona con la que empezaría a trabajar serían tan honestas como yo busco serlo. Que los valores que estaban descritos en el contrato serían para pagar una buena edición donde ellos pusieran la mitad y yo esa otra mitad. Que cumplirían con las distribuciones y que se haría lo de la promoción en Amazon. Estaba en un contrato, para mí eso era estar escrito en piedra y que sí estaban dispuestos a hacerlo.
Resultó no ser así, y la persona al frente no era tan honesta como parecía.
No hubo una distribución en México, para empezar, por montones de excusas que no vale la pena mencionar. Tampoco hubo la edición en Amazon; al ver que la pandemia había cerrado todas las imprentas, pensé que hacer la salida en Amazon podría ayudarnos a iniciar y aprovechar que todos estábamos migrando al formato digital, pero el editor tampoco lo aceptó con mil excusas más. No hubo promoción alguna, más que un en vivo en su página de Facebook que prácticamente yo patrociné. Yo hice todo el trabajo de promoción y me dediqué a vender los libros que me tocaban de la publicación (con lo que recuperé una parte de la inversión), pero de parte de ellos como editorial no hubo nada. Por último, el libro solo estuvo en una de las dos librerías que prometieron en el contrato para Colombia.
Mi gran error aquí fue confiar que por ser un escritor y haber trabajado en el sector editorial sería honesto con mi trabajo y su misión sería ayudarme a cumplirlo y llegar a lectores. Desgraciadamente, la visión de ellos era otra, muy distinta a la mía. Yo fui muy honesta con mis expectativas, con los números que tenía en redes sociales y la ubicación de mis lectores. Yo envié libros a Argentina, México, Perú y Chile. Otros se vendieron (gracias a mí) en la página web de la editorial a Costa Rica, México y Venezuela. Pero ninguna venta fue por parte de ellos.
Se vendieron, aproximadamente, unos 40 libros entre la editorial y yo. Que tomando en cuenta que fue en medio de la pandemia, sin librerías abiertas, con montón de restricciones que no permitieron una venta cara a cara, sin libro digital y solo mi publicidad, lo considero un buen número.
Eso sin contar que la editora que trabajó en Hijo de payasos luego denunció al editor por incumplir los términos del trabajo. Reveló lo que le pagó por la edición y maquetación. La coedición salía en 500 USD, de los cuales 90 USD eran para edición y maquetación. NOVENTA. Como la editora solo corrigió, le pagó 50 USD por 45 mil palabras, CINCUENTA DÓLARES. La precarización del trabajo en su máxima expresión.
Consejo: Seamos más desconfiados. La escritura es hermosa y muchos queremos ser honestos con ella, pero hay personas que ven en esto un nicho para explotar sus negocios. Que nos prometen maravillas para no cumplirlas, que solo quieren el dinero que puedes darles y no las posibilidades que pueden crear juntos. No solo las editoriales pequeñas, también las grandes. Mejor ir desconfiado y exigir hasta el final que ir confiado y decepcionarse.
Error número 03: Desgastarme en la lucha
Cuando empecé a ver los fallos del proceso, fue un punto en que la incredulidad y la decepción me nubló. Intenté ser comprensiva y recordar que era su segunda publicación porque estaban trabajando en otro libro de no ficción de una psicóloga famosa en Colombia (otra razón para creer ingenuamente); por eso decidí apoyarlos con lo poco que sabía de marketing digital.
Envié un correo para darles tips y herramientas con los que podían publicitar (cosa que ignoraron), pagué las ilustraciones tanto de la portada como las interiores, les pedí varias veces la modificación de la portada hasta llegar a un resultado que se viera bien (pese a que tenía errores aún), tuve que corregir la maqueta y nombrarles huérfanas y cola en la edición, además de errores de formato (algo que se supone que debían hacer ellos). Aproveché para corregir en la maqueta errores que se saltaron en la corrección (y se enojaron por eso, pero se supone que se hacen correcciones incluso al final de la maqueta); hasta que al final, al darme cuenta de que la maqueta tenía un error garrafal (una de las ilustraciones se comía parte del final del capítulo), el editor se enojó y me dijo que tenía mejores cosas que hacer.
Yo estaba con mi papá hospitalizado por COVID-19, saliendo a buscarlo para llevarlo a casa con oxígeno. Yo también tenía cosas urgentes, pero mi libro seguía siendo una prioridad.
Allí me resigné y dejé de pelear contra la corriente. Tenía demasiado trabajo como para seguir luchando y exigiendo. Decidí hacer la venta como tenía planeada, promocionarlo confiando que los errores serían mínimos, pero cuando me hicieron notar que eran más de los que pensé, simplemente ya no tenía cara de mencionarlo más.
Dejé que el contrato acabara; afortunadamente, faltaban pocos meses. Si hubiera sido más, seguramente hubiera sacado abogados para recuperarla. Pero la sensación de que no salió como quería perduró por varios meses.
Consejos: Si las cosas con la editorial no salen como quieres y el contrato no es de más de un año, toma nota de lo que aprendiste. Verifica qué errores se cometieron, qué cosas se pueden mejorar, y tómalo en consideración para tu siguiente publicación. Si es por más de un año, no te resignes a esperar, busca un abogado, busca ayuda jurídica y libera tu obra cuanto antes para poder retomar los pasos y hacerlo mejor. No la dejes en las manos que la han tratado mal.
El resultado: Taika Editorial
La COVID-19 tuvo mucho que ver en mis acciones. Demoró todo el proceso de producción y lo alargó por casi seis meses. Para cuando mi libro salió, en septiembre, ya solo faltaban cuatro meses para terminar el contrato. Así que no sentí necesario desgastarme más.
Pero aprendí muchas cosas: lo que se espera de una editorial, lo que no; lo que se espera de una publicación, lo que no; el trato que merecemos como escritores, lo que no. Todo lo que aprendí lo volqué a mi emprendimiento actual junto a tres maravillosas amigas: Taika Editorial.
En Taika Editorial publiqué mi segundo libro, You love you, que junto a Incendios, era la muestra para los futuros lectores del trabajo y el compromiso que tendríamos para cada libro. Es una editorial tradicional; los autores no invierten nada, nosotros nos encargamos de todo el proceso de producción y distribución. Hacemos la salida en ebook a través de una app personal para evitar el plagio que suele haber en Amazon, también ofrecemos envíos internacionales. Y estamos trabajando para distribuirlos en librerías y darles espacio a nuestros autores a través de debates donde sean más conocidos.
Taika Editorial está haciendo lo que yo, como escritora, esperaba con mi primer libro. Y sigo aprendiendo. Así que si llegaste aquí y te interesa una editorial que apueste por tu trabajo (y escribes con personajes pertenecientes a la comunidad LGBT o diversos), Taika Editorial sigue recibiendo manuscritos.
Hijo de payasos sale en julio
La segunda edición de Hijo de payasos fue hecha por Taika Editorial en su programa de autopublicación. Nueva portada, nueva maquetación, nueva corrección, nuevo ISBN. Esta vez, la distribución la haré yo como autora autopublicada porque quiero probar esa opción con algunos de mis libros. You love you sí fue editado con publicación tradicional. Así que puedo decir que a partir de julio soy una autora mixta que trabaja con ambas opciones.
¿Imaginabas que podía ocurrirle esto a los escritores?