Una mañana común (Alexander x Ambuj)
Personajes: Alexander x Ambuj
@Todos los derechos reservados.
Quiero más días como el de hoy, donde no tenga que correr porque debo ir al hospital ni pensar en tener que salir de la casa durante todo el día. Donde solo deba preocuparme por ocupar estas horas con Ambuj, pasar tiempo de calidad con él después de los extenuantes horarios como internista.
¿Él querrá salir a la plaza Sintagma? ¿Querrá que volvamos al monte Licabeto donde está ese café que tanto le gusta saborear? Yo no quiero salir, yo solo quiero estar en el sofá acostado con él, abrazándonos, besándonos, durmiendo… haciendo el amor, comiendo y durmiendo. Me provoca eso para hoy.
Después de la ducha, observo que la barba está empezando a crecer, pero no será hoy el día que la afeite. Lo haré mañana. Mejor peino mi cabello antes de que los rulos se hagan a su placer y termine con un nido de pájaro en la cabeza.
Entonces la puerta se abre y a través del espejo puedo admirar la figura de Ambuj adormilado, con su cabello ligeramente largo y despeinado. Apenas acaba de salir de la cama, se nota. Pasa detrás de mi espalda mientras restriega sus ojos y se detiene frente al inodoro. Yo vuelvo a concentrarme en mi cabello para darle un poquito de privacidad, aunque sé que él también sabe que no está solo.
Me encanta esto, esta confidencialidad. Esto de poder compartir el espacio del baño mientras él vacía la vejiga y yo desenredo mis rulos; él con su pantalón pijama, yo con la toalla amarrada en la cintura, simplemente compartiendo el momento juntos, aun sin dirigirnos palabras. Solo se escucha el correr de la cisterna en medio.
—¿Qué hora es?
—Las diez —le digo mientras él abre la llave y lava sus manos. Ubica el jabón con facilidad y las frota con avidez—. ¿Quieres desayunar algo?
—Emparedado —dice.
—Ya lo preparo. ¿Te bañarás an…?
Me sorprende el abrazo en mi espalda, la manera en que sus manos se enredan en mi cintura y desatan el paño. Un vacío hondo atraviesa mi estómago y mis manos se sujetan por inercia al borde del lavado. Ambuj deja la toalla caer y sus dedos largos y diestros juegan con el borde de mi ombligo y de mi pelvis. Las cosquillas me estallan bajo la piel, la garganta se seca de inmediato. Yo miro a través del espejo porque mi cuerpo casi cubre por completo el de Ambuj y, sin embargo, estoy temblando ante el toque de sus manos, expertas y ansiosas, recorriendo del norte al sur.
Sus besos caen por mi espalda. De a uno, de a diez, cierro los ojos porque mientras sus dedos se toman de la base de mi pene, sus labios abrazan suavemente los lunares de mi espalda. Cerrar los ojos es volar.
Cuando sus manos desmarañan toda mi cordura, quedo como guante colgado sobre el lavado. Deliciosos espasmos corren por mis piernas, el placer me envuelve por completo y la modorra después del orgasmo me impiden hacer algo más que intentar mantenerme de pie. Abro los ojos solo porque necesito verlo.
Me encanta el sonrojo que se adivina en su rostro. La forma en que la tela de su pijama enmarca la excitación presente, el movimiento de su nuez de Adán y la sonrisa coqueta que dibuja cuando se da cuenta que lo estoy mirando. Me fascina cuando sus ojos azules no necesitan enfocarse en mí para adivinar mis intenciones; en el silencio nos comunicamos, yo siento mi piel vibrar y él seguramente también lo percibe. Las ganas siguen flotando como esporas de colores en el ambiente.
—Me voy a bañar —anuncia y mis pies casi saben qué van a hacer.
—¿Te acompaño?
Me acerco. Ambuj sonríe y extiende sus manos para tocarme, no muy difícil con este baño tan angosto. Las coquillas que siento en mi pecho son las mismas que le provoco cuando raspo mi barba en su cara. Ambuj ríe, yo dejo besos bobos sobre su mejilla, y cuando lo abrazo, así, atrapado por completo, lo alzo sin avisar y me plazco en su deliciosa risa. Meternos en la ducha y cerrar la cortina entre tropezones es el inicio de un día común.
Si llegaste a aquí y te gusta la pareja de Alexander x Ambuj, te invito a dejarme comentarios y a leer la historia original Hijo de payasos
Hermoso Extra!!! Estos dos enamorados me matan de dulzura. Amo cuando te sumerjes en la domesticidad del amor, porque es el momento de amor más puro y hermoso.
Ambos son maravillosos, su amor es tan imperfecto y perfexto a la vez. Gracias por xompartirlo con nosotros ❤